La llegada del hombre a la Luna, hace cuatro décadas, habría tenido como testigo inesperado a una nave extraterrestre, según relata uno de los astronautas estadounidenses que protagonizaron la hazaña en un libro de próxima publicación en Bolivia.
“Es el secreto mejor guardado por la NASA en medio siglo de carrera espacial”, dijo el sábado el periodista y escritor boliviano Eduardo Ascarrunz, autor de la novela histórica El Salar de Maravilla que contiene el relato del astronauta Edwin ‘Buzz’ Aldrin sobre el supuesto encuentro con un ovni. En una entrevista, el autor dijo que obtuvo la revelación de Aldrin hace diez años, pero sólo se decidió a publicarla, con la aprobación del astronauta, cuando consideró que la opinión pública mundial estaba preparada para la novedad.
Aldrin fue el segundo hombre que pisó la Luna el 20 de julio de 1969, minutos después de que lo hiciera Neil Armstrong, en la histórica misión Apolo XI que completaba el también estadounidense Michael Collins.
Según la obra, que se refiere tanto al ovni como a una serie de visitas posteriores de Aldrin al salar de Uyuni, en el altiplano boliviano, los astronautas informaron al centro de control de la NASA en Houston, Estados Unidos, que una supuesta nave “semiesférica” los escoltaba al llegar a la Luna. “Aquí estamos los tres… ellos están aquí, debajo de nuestra nave… hemos encontrado unos visitantes”, dijo Armstrong a Houston, recibiendo como respuesta la petición de que fuera más preciso, relató Aldrin.
Se produjo luego el siguiente diálogo, de acuerdo con el testimonio del astronauta:
Aldrin: “Te estoy diciendo que aquí afuera hay otra nave espacial. Ellos están al otro lado del cráter”.
Houston:“¿Ustedes han conseguido filmar?”
Aldrin: “Ningún filme por el momento, las cámaras están fotografiando otros objetivos. Ellos están ahí abajo, están acercándose a la Luna junto a nosotros, viéndonos”.
Houston: “¿Qué los están viendo?”
Aldrin: “Sí, no estamos solos”.
Con la revelación de Aldrin, “el 20 de julio de 1969 tiene un significado más importante aún que el hecho de haber logrado que el hombre posase sus pies en la Luna: ese día, a la hora del descenso, Armstrong, Aldrin y Collins constataron que los seres humanos coexistimos con otras criaturas en el Universo”, dijo Ascarrunz.
Agregó que la NASA probablemente impuso el secreto para evitar que el suceso “echara sombra al superobjetivo de la misión Apolo XI: llegar a la Luna antes que su gran contendiente en la carrera espacial, la entonces Unión Soviética”.
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