CONSTRUCCIONES INEXPLICABLES
Al norte de Damasco se extiende la terraza de Baalbek
: una plataforma construida con enormes losas algunas de las cuales
miden 20 metros de lado y pesan casi 2.000 toneladas. ¿Por qué y cómo se
construyó la terraza de Baalbek ? ¿Quiénes fueron sus
constructores? Hasta ahora, la Arqueología no ha podido ofrecer ninguna
explicación convincente. Con todo, el profesor ruso Agrest cree posible
que esa terraza represente los restos de una gigantesca pista de
aterrizaje.
La famosa terraza de Baalbek
en el valle de Beqa'a, Líbano, es una de las cartas fuertes de los
divulgadores de la hipótesis de los "Antiguos Astronautas", según la
cual, en un pasado lejano, habitantes de otros mundos habrían visitado
la Tierra. Esos navegantes de los espacios interestelares habrían dejado
como prueba de su paso mitos dispersos y edificios inexplicables
La leyenda
Por supuesto, la Gran Terraza de Baalbek
es una de esas construcciones que la arqueología moderna, con todos los
recursos de que dispone, es incapaz de explicar. Nadie sabe quién la
edificó, ni cuándo, ni cómo. Un conjunto de templos de la época romana
fue construido entre los siglos I y III de nuestra era sobre ruinas
griegas previas, y los edificios griegos sobre otras aún anteriores.
La Gran Terraza es una plataforma construida con las mayores piedras
talladas conocidas, bloques megalíticos que fueron cortados con gran
precisión y colocados para formar unos fundamentos de 460.000 metros
cuadrados de superficie. En esta plataforma se encuentran los tres
colosales bloques conocidos como el Trilithon, cada uno de los cuales
mide casi 20 metros de largo, con una altura de aproximadamente 4 metros
y un ancho de 3. El peso de cada uno de esos monolitos monstruosos se
ha estimado entre mil y dos mil toneladas; son de granito rojo, y fueron
extraídos de la cantera a más de un kilómetro de distancia, valle abajo
respecto a la construcción. No existe ningún mecanismo en la
actualidad, ninguna tecnología moderna, capaz de mover su gran peso y
colocarlo precisamente en ese lugar. Aún es más extraordinario el hecho
de que en la cantera haya quedado un bloque aún mayor, conocido por los
árabes como Hajar el Gouble, o Piedra del Sur.
Vista de la "Piedra del Sur" o "Hajar
el Gouble". Este monstruoso megalito de más de mil toneladas de peso no
llegó a salir de la cantera en la que fue tallado.
En 1851, el estudioso francés Louis
Felicien de Saulcy, quien más tarde realizaría una de las primeras
excavaciones sistemáticas de Jerusalén, permaneció en Baalbek
dos días, del 16 al 18 de mayo, y se convenció de que el basamento de
la Gran Terraza eran los restos de un templo prerromano; dejó sentada
esta opinión en su libro "Voyage autour de la Mer Morte" ("Viaje alrededor del Mar Muerto") que data de 1864.
Sin embargo, la hipótesis del origen extraterrestre de la terraza de Baalbek
aún tardaría en llegar. El primero en exponerla fue el físico
bielorruso Matest M. Agrest, en 1959. Agrest es considerado como el
primer científico en avanzar la hipótesis de que la Tierra fue visitada
en tiempos prehistóricos por inteligencias venidas del espacio exterior;
su famoso artículo "Astronautas de la Antigüedad" (Kosmonauty Drevnosty)
se publicó en 1961. En sus hipótesis, Agrest le da una gran importancia
a la historia bíblica de Enoch, y a la oscura referencia del Génesis
que habla de los Nefilin. Propuso, asimismo, que las tectitas son prueba
de esas visitas extraterrestres y que lo que realmente ocurrió en
Sodoma y Gomorra fue una explosión nuclear. Para Agrest, la Gran Terraza
habría sido una pista de aterrizaje para los cosmonautas de la
antigüedad. Curiosamente, la única fuente de información de Agrest
respecto a Baalbek parece haber sido un indefinido libro publicado en París en 1898.
La hipótesis de Agrest respecto a Baalbek
en particular, y a los "antiguos astronautas" en general, hizo escuela.
Ya vimos al principio una cita tomada de uno de los libros de Erich von
Daeniken; Zecharia Sitchin sigue también esta misma línea. Las
innumerables toneladas de los bloques de Baalbek
parecen ser tan fascinantes que existen autores que no se resisten a
mencionarlas, aunque no tengan nada que ver con el tema del que están
tratando; por ejemplo, Charles Berlitz, quien en medio de un catálogo de
maravillas que aparece en su magna obra "El Triángulo de las Bermudas"
menciona "las enormes piedras de las fundaciones del templo de Júpiter,
en Baalbek,
Siria, emplazadas allí mucho antes de la construcción del templo y una
de las cuales pesa 2.000 toneladas". Por cierto, en la actualidad Baalbek no queda en Siria, sino en el Líbano, pero pasémosle por alto este pequeño lapsus
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