lunes, 4 de octubre de 2010

BERTHOLD SCHWARZ

Lanza Torcida" - Bombarderos y OVNIS






El Dr. Berthold E. Schwarz: "Lanza Torcida" - Bombarderos y OVNIS
Por Scott Corrales



No deja de ser triste que en medio de la sensación mediática creada por las declaraciones de militares jubilados en el National Press Club de la ciudad de Washington D.C., evento realizado el 27 de septiembre de 2010 y televisado por www.cnn.com/live al mundo entero, se haya pasado por alto la contribución del recién fallecido doctor 
Berthold Eric Schwarz al tema de los no identificados y su relación con las armas atómicas.

El doctor Schwarz tuvo una carrera de alto prestigio como psicólogo. Egresado de la facultad de ciencias médicas de la universidad de Dartmouth, tuvo estudios de especialización en el reconocido centro médico neoyorquino de Bellvue, y fue autor de varios libros que examinaban la ufología, la PES y lo paranormal desde la perspectiva clínica. El primero de ellos 
A Psychiatrist Looks at ESP (NY: New American Library, 1965) fue uno de los más objetivos en cuanto a la percepción extrasensorial en tres casos concretos. Su mayor contribución al campo de los ovnis, sin embargo, fue la monumentalUFO DYNAMICS (Rainbow Books, 1983) que estudió el aspecto psiquiátrico y psíquico del fenómeno, y las personas descritas en el medio como “propensas a tener experiencias con ovnis”. Este magistral también aborda casos de avistamientos de seres extraños, puesto que Schwarz participió activamente en la investigación del caso de McConnellsville, Pennsylvania en 1973, en la que un granjero tuvo experiencias con seres tipo “piegrande” que parecían estar relacionados con un objeto volador desconocido, con secuelas de posesión.

Es precisamente este segundo libro – aparentemente poco relacionado con las conspiraciones ovnis, Roswell, y las conjuras políticas y militares que son el plato de cada día en los círculos ufológicos contemporáneos – en que el fallecido doctor Schwarz nos ofrece un caso fascinante y aterrador, descrito solamente por el investigador como “los recuerdos de un héroe de guerra”

“El siguiente relato aleatorio,” escribe Schwarz en su libro, “está vinculado a experiencias con los ovnis por parte de un antiguo oficial de inteligencia militar, conocido por mí a través de extensas entrevistas personales, por teléfono y por correo. Este caballero, altamente galardonado, ha desempeñado cargos de importancia en los que ha demostrado su patriotismo y arrojo en varias ocasiones. Puede conversar en varios idiomas orientales y ha escrito varias monografías importantes sobre el tema de la seguridad militar. Aunque su narrativa OVNI es parecida a la mayoría de los casos de encuentros cercanos, y por consiguiente no puede ser comprobada, las credenciales de este oficial me parecieron impecables, así como su necesidad de mantener el anonimato, y puesto que nunca me he topado con nada parecido en mis investigaciones del aspecto psíquico de los ovnis, sentí el deber de incluir su relato.”

El protagonista de la experiencia nunca trató de ganar fama por su odisea, ni tampoco contó su historia a gente fuera de su círculo íntimo. Schwarz reitera que en ningún momento pudo observar ninguna psicopatología, inestabilidad emocional, uso de drogas psicoactivas o psicodélicas, dejando abierta la posibilidad de que el militar pudiese ser el objetivo de algún engaño por parte del ejército u otra organización oficial con fines totalmente desconocidos. El hombre comenzó a relatar una serie de experiencias durante su tiempo con los servicios armados, pero el más impactante de ellos, y el relacionado con las informaciones aportadas en la rueda de prensa del 28 de septiembre, es el siguiente:

“Hay otra cosa que me sucedió que puede ser de su interés. Esto fue algo que ví. La zona en sí, la isla, tiene que permanecer anónima. El evento ocurrió a mediados de los ’70, según recuerdo. Yo me encontraba en la base, siendo el único agente de inteligencia disponible. Esta base es invisible desde el aire, puesto que fue diseñada así, y teníamos prioridad para ciertos aviones. Ahora bien, cuando un bombardero B-52 está cargado (con armas nucleares) y sufre un desperfecto, se le denomina 
bent spear (lanza torcida) y si las armas han sufrido daño, se le denomina broken arrow (flecha rota) Esto no constituye información clasificada y puede encontrarse en cualquier manual disponible al público. En una condición de bent spear, los aviones tienen aterrizaje privilegiado y a menudo aterrizaban de lado. Y este avión llegó así, y no podía negársele el permiso. No pensé que el piloto lo iba a lograr, pero lo hizo.

“Teníamos que rescatarlo. Aprendimos mucho en España (
la bomba de Palomares – SC) cuando un avión chocó en el mar con una carga de bombas de hidrógeno. Nuestra “lanza torcida” aterrizó a toda fuerza y se desgarraron los paracaídas que contribuían a su desaceleración. Hubo mucho humo, pero se detuvo y no tuvimos bajas que lamentar. Desconozco las especificaciones de un B-52, pero lo logró. Impresionante. Consiguió aterrizar un reactor de ocho motores en la base sin pulverizar el hormigón.

“Un avión cargado de bombas que regresa a un aeródromo estadounidense tiene que colocarse dentro de un circulo rojo. Este es un concepto de seguridad. Un centinela armado procura que todos obedezcan las instrucciones. Si alguien trata de cruzar el circulo rojo, el centinela dispara a matar. El único que tiene derecho a traspasar el circulo rojo es el comandante de la nave. El comandante de la base no tiene ni voz ni voto en el asunto.

“Solo se permite la entrada de gente autorizada al avión, y el primero de ellos es el gerente de aviación, seguido por otros en fila india. Todo esto es parte del programa de seguridad. Así que para resumir, el avión aterrizó y fue colocado dentro del círculo rojo. Había un guardia esa noche afuera del círculo, y el avión estaba rodeado por el círculo.

“A mí me llamaron y despertaron a medianoche los policías de la fuerza aérea para decirme que el avión estaba averiado. Lo tomé con calma, puesto que formaba parte de la inteligencia militar afiliada con la OSI (oficina de investigaciones especiales) y el deber de ellos era llamarme. El policía me dijo: “Un hombre llamó por la radio – lo había hostigado un OVNI, señor!” Le pregunté: “Así que no era uno de los nativos molestándonos?” “No, señor, hemos perdido contacto con él!”

“Me subí en uno de los jeeps de la AFCFS, que tiene radar, y ese era el único vehículo de cuatro ruedas que me dejaron usar. Conduje a toda velocidad por la pista de aterrizaje y pude ver las luces del OVNI. Mi deber era el de responder, pues el avión venía cargado.

“El ovni tenía luces suaves al principio, pero luego se iluminó, se estiró y despareció. No pude ver si tenia forma de domo, redondo o de cigarro. Era una gran cuña de luz, y era grande. Resultaba difícil estimar dimensiones en el cielo, pero yo diría que superaba los 50 pies de eslora. Se movía lentamente y de repente se volvió un haz de luz antes de desaparecer, sin sonido alguno.

“Al llegar al avión, llamé al policía militar para que me contara su historia. Luego le increpé sobre cualquier posible infracción a la seguridad, ya que su deber consiste en caminar alrededor de la circunferencia y ha recibido capacitación especial para su misión. El cuartel general había recibido una llamada del joven policía militar antes de haber perdido contacto con él en el radioteléfono. Le dije al jefe de vuelo adjunto que no disparara, y cuando llegamos a la línea imaginaria, todos los sistemas del vehículo dejaron de funcionar. Al empujar el jeep mas allá del círculo imaginario, todo funcionaba bien. Jugaron a la rayuela con el vehículo: fuera del círculo, todo funcionaba bien. No había evidencia de daño alguno en los alrededores, pero los niveles de radiación eran elevados. Los chicos con contadores Geiger caminaron con los aparatos fijados al cuello y tomaron lecturas sobre papel impreso.

“Aparté al policía militar que caminaba la circunferencia, y la primera advertencia que le hice estuvo en consonancia con los requisitos de seguridad. Le pregunté si había disparado contra el artefacto (el OVNI) y me dijo que no. Y no lo hizo, porque su arma estaba libre. No había disparado ninguna bala, y me sentí aliviado, aunque la culata de su fusil M-16, hecho de plástico de alta resistencia, se había derretido. Pero el soldado no estaba herido, ni había sufrido quemaduras radiactivas. Dijo haber escuchado sonidos como los de un grillo, o el sonido que hace una lata de cerveza al aplastarse, sobre el B-52 mientras que el OVNI se cernía sobre el avión, como si estuviesen dejando caer cosas sobre el bombardero. El policía militar me dio a entender que era un helicóptero. De todos modos, intervinieron los expertos. El soldado dijo no haber sentido ráfagas de aire provenientes del “helicóptero”, ni tampoco pidió explicaciones a los expertos.

“Envié un TWIXT (mensaje electrónico cifrado) al Departamento de Defensa en Washington. El comandante del bombardero me dijo que su avión no podía volar. No había nadie mas en la zona, ni permití que nadie entrara, habiendo sellado la zona. Ni el mismo comandante podía entrar. Una vez descargadas las armas especiales, podían hacer lo que quisieran. Pero el avión no estaba en llamas ni a punto de explotar. No existían razones mecánicas por las que no pudiese volar. Resultó también que ya no contenía armas especiales. No había ni daño, ni alteración, ni nada. Posteriormente esa noche, el ingeniero del avión me dijo que ya no había armas especiales a bordo. Ningún sistema eléctrico funcionaba. Cómo determinó esto, no lo sé.

“Y ahora viene lo mejor. Cuando fui a examinar los explosivos convencionales, ya no eran explosivos. Las cargas convenciones para detonar la explosión ya no tenían esa propiedad. Hay explosivos adosados a los asientos de los reactores, y cuando abrí uno de ellos, la pólvora no ardía. Pudo haberse mojado, y eso lo hubiese explicado todo, pero no era verosímil.

“Ahora bien, los chicos que vinieron desde Washington en sus aviones Lear, trajeados a raya diplomática y con sus libretas y magnetofones me aislaron por dos días y medio seguidos. Me hicieron repetir mi historia una y otra vez. Finalmente, uno de ellos me miró, viendo que estaba perdiendo los estribos. Me preguntó que qué era lo que había visto, y finalmente le dije que ví como un rayo impactaba contra el B-52. Eso fue lo que apuntaron, y eso finalizó la sesión entera, y no se volvió a hablar sobre el asunto. Pero sé que desmantelaron el B-52, colocaron su piezas en un avión de carga, y los sacaron de ahí. No se volvió a mencionar, y la declaración del suceso que apareció en el periódico Stars and Stripes fue: “B-52 impactado por un relámpago – tripulación ilesa.” La tripulación regresó a los EE.UU. y se dijo que el incidente había ocurrido en Tailandia.”

El doctor Schwarz comenzó su propio interrogatorio con base a las declaraciones vertidas por el condecorado héroe militar.
Schwarz: ¿Todas las armas convencionales dejaron de funcionar?Militar: Nada funcionaba.Schwarz: ¿Ni las armas nucleares?Militar: Estas son las armas especiales. Se lo menciono de nuevo porque si estos chicos (los OVNIS) pueden neutralizar esto (las armas nucleares), existen entonces buenas razones para creer lo de los rusos, porque en ese caso, detonaron un campo de mísiles entero.Schwarz: ¿Y qué fue de la tripulación del B-52?Militar: No sé. Aterrizaron los chicos en sus Learjets y solo supe que no me caían bien. Nos separaron a todos los que estuvimos relacionados con el tema. No sé qué habrá sido del policía militar, ya que no me habían asignado a esa base. Yo estaba de paso por esa base y me habían asignado a otra. Me sentía cansado y exhausto. Me colocaron en un avión y me pidieron que completara mi asignación, pero estuve ahí cuando se produjo el incidente.Schwarz: ¿Le sometieron a interrogatorios psicológicos a raíz de esto?Militar: Dada la naturaleza de nuestro trabajo, cada seis meses nos sometían a evaluaciones en las que los malditos psiquiatras nos hacían enojar y luego nos calmaban. Una vez, cuando estuve en el oriente, surgió el tema de los OVNIS y me hablaron con más detalle que en el pasado. Así que creo que alguien colocó una nota en mi expediente.

Como cualquier experiencia ovni producida dentro del contexto de lo militar, el ocultamiento de la información sobreviene casi de forma inmediata: se producen las amenazas veladas – y no tan veladas – sobre el impacto que podría tener sobre el rango y pensión del testigo, la posibilidad de un consejo de guerra, y la separación de los involucrados en el hecho. Otro detalle curioso relacionado con este caso tomó lugar mucho después de la entrevista original, y el doctor Schwarz nos da la fecha 10 de junio de 1983 para precisar. El investigador recibió una llamada telefónica por parte del militar, colérico porque pensó que Schwarz había dado a conocer su nombre, pero al recibir la edición más reciente de UFO Dynamics, que se publicaba ese año, el oficial pudo ver que su identidad se mantenía en reserva. Pero dos personajes – denominados “Benitín y Eneas” (
Mutt and Jeff) por el soldado – le visitaron para amenazarle y para recitar palabra por palabra lo que el militar había comunicado al investigador (¿posibles hombres de negro?) y posteriormente se produciría un robo en la casa del militar. Los ladrones ignoraron objetos de valor para llevarse sus expedientes militares, fotografías y otros recuerdos, así como partes de su ordenador.

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