Y NOS PARIO LA ABUELA
José María Hernández.
Estos pocos miserables llevan conduciendo, durante siglos, nuestro mundo por los peores caminos. Los caminos del odio, de la violencia y de la codicia. La maldad de la que fueron hechos, la impusieron a través de asesinatos y guerras. ¿Cuándo hubo paz en este mundo? Nunca. Cambiaron las guerras de lugar dejándonos con las crisis económicas que, de forma tan magistral, dominan. Todo para que ellos vivan como Reyes o mejor. Nuestras leyes son pisoteadas a favor de esas élites en la sombra. Todo les conduce a ellos, ellos son los únicos dueños de este mundo. Los únicos que pisan sobre la estela de sangre, que, además, también beben. ¿Favorecen nuestras leyes a las mayorías? Sólo aquellas que no interfieren en sus planes.
Estos pocos miserables llevan conduciendo, durante siglos, nuestro mundo por los peores caminos. Los caminos del odio, de la violencia y de la codicia. La maldad de la que fueron hechos, la impusieron a través de asesinatos y guerras. ¿Cuándo hubo paz en este mundo? Nunca. Cambiaron las guerras de lugar dejándonos con las crisis económicas que, de forma tan magistral, dominan. Todo para que ellos vivan como Reyes o mejor. Nuestras leyes son pisoteadas a favor de esas élites en la sombra. Todo les conduce a ellos, ellos son los únicos dueños de este mundo. Los únicos que pisan sobre la estela de sangre, que, además, también beben. ¿Favorecen nuestras leyes a las mayorías? Sólo aquellas que no interfieren en sus planes.
Adueñados del dinero hacen lo que quieren y nadie osa decir ni Mu. A este mundo le haría falta devolver el poder a los ciudadanos, limitar las grandes fortunas, reducir a las grandes corporaciones y multinacionales. Delimitar sus acciones, sujetarlas a la supervisión de los poderes del Estado. Imposibilitarles para que sean más grandes que los Estados. Los Estados son los soberanos, los sujetos a la opinión pública. Ellos no, están por encima del bien y del mal, nada les limita, son omnímodos. Y su poder es el que manda. Los demás, los que son como usted y como yo, mero atrezzo. Para que su infame obra resulte del agrado del maligno.
Y mientras estamos ocupados con las cosas del dinero (tan importante en el orden cósmico) en el caso de las deudas mundiales y de la crisis provocada por el desmán de unos pocos, ocurren cosas más allá de nuestro cielo.
Los hechos ocurridos en tiempos pretéritos los vemos como cosas del pasado e incluso como cuentos o leyendas. Nunca les hemos prestado la menor atención. ¡Nos pillan tan lejos! Bastante tenemos con llegar a fin de mes y eso el que tenga trabajo. La Iglesia Católica Apostólica y Romana ha tenido mucho que ver en ello. Durante más de 1.700 años (se dice pronto) nos sumió en la mayor de las ignorancias, todo por obtener el máximo poder posible. A mayor desconocimiento, más fácil es controlar a las masas. Esta es la primera gran Corporación de este mundo. La Ciencia era y es tabú y blasfemaba y abjuraba quien pusiera en duda tanta enseñanza divina. Aunque esa enseñanza divina fuera, por ellos, manipulada y tergiversada hasta conseguir sus particulares axiomas. Es a esta iglesia a quien debemos nuestra ignorancia y a quien le podremos agradecer no estar preparados, ni técnica, ni espiritualmente para los hechos, más o menos inmediatos, que, al parecer, podríamos tener que hacer frente en breve. También a las sociedades secretas. Se cree que unas 7 familias (300 personas) son los que realmente gobiernan este mundo. Hoy, la política y las democracias son dependientes de sus influencias, que son todas y siempre en la oscuridad de lo secreto y de lo privado. Los Estados, reducidos a marionetas manejadas por el ilícito gobierno en la sombra.
Es importante que reparemos en las tablillas de arcilla de Sumeria. En ellas se nos cuenta una historia totalmente diferente de la que nos han ido contado todos estos siglos y que más bien, ésta, parece un tebeo y de los malos. Aquella, en estos tiempos que corren, tiene más verosimilitud, es más coherente con la historia que otros ya vivieron y que nosotros vivimos ahora. Da respuesta a muchos de los interrogantes que siempre nos hicimos. Nos cambia la realidad, o mejor, nos acerca más al sentido y origen de nuestra existencia. Nos ubica. Aunque en esta nueva ubicación se nos caiga todo el equipaje.
El caso es que hay más cosas a parte de nuestro mundo. No somos el centro de nada, ni nada (exceptuando a la Luna) gira a nuestro alrededor. Tampoco somos los únicos seres inteligentes y divinos o no tan divinos…de este cosmos infinito.
Hay algo, creen que cometa, que viene directo hacia el centro de nuestro sistema solar. Elenin, lo llaman. Según parece lo descubrieron en diciembre del pasado año. Y no viene con buenas intenciones. Su tamaño, su influencia en el resto de planetas y en el propio sol, podrían provocar en la tierra grandes cataclismos. Desde las tormentas solares (nada que ver con las de los últimos meses) que pueden incluso dejarnos sin nuestra fundamental electricidad, hasta los tsunamis, terremotos y erupciones volcánicas en todo el orbe. Según las mediciones orbitales realizadas por la Nasa, la fiesta puede empezar en septiembre y octubre de este año. Antes de lo previsto por el calendario Maya. En la Internet tienen amplia información.
Además, siempre según los astrónomos de todo el mundo, tras este Elenin viene una formación de a cuatro en dos filas que dicen son naves extraterrestres. Incluso los americanos han advertido a los rusos de que los extraterrestres ya están aquí (como si no hubieran estado siempre…) La verdad es que las órbitas y trayectorias los tienen desconcertados. Incluso hablan de que éstas se hayan dirigidas de forma artificial. No queda ahí la cosa, porque tras esta visita creen que viene el famoso Nibiru. Éste es el planeta que siempre les faltó a nuestros astrónomos. Y resulta que ya los sumerios lo conocían, además de los últimos planetas descubiertos en el pasado siglo XX. Este gigantesco planeta tiene una órbita que tarda 3.600 años en dar la vuelta al sol, nosotros, recuerde, sólo un año. En Sumeria fue donde aparecimos (el Edén) y, según dicen sus tablillas, producto de la ingeniería genética de los annunaki (“aquellos que vinieron del cielo a la tierra”) Necesitaban esclavos para la obtención del oro y los minerales que precisaban. “Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza” (Génesis 1-26:27) Los textos bíblicos (antiguo testamento) recogen parte del conocimiento de nuestros orígenes. “Existían entonces los gigantes en la tierra, y también después, cuando los hijos de Dios se unieron con las hijas de los hombres y les engendraron hijos. Estos son los héroes famosos muy de antiguo” (Génesis 6-4:5) Siempre me he preguntado el por qué todos los pueblos de la antigüedad construían esos templos tan enormes. ¿Qué sentido tenía? Los annunakis eran o son seres de más de tres metros de altura, esto podría ser una explicación. La arqueología ya ha encontrado a varios de ellos. Aquí se quedaron unos cientos, viviendo a nuestra costa; como no podía ser de otra forma. Nuestra existencia producto de sus ingenierías genéticas. Y nosotros pensando en Dios. ¡Qué largo me lo fías! Es como si nos hubiéramos saltado todos los escalones y del más inferior (donde nos encontramos) al superior (la luz) no hubiera muchos otros peldaños que superar. Demasiado simple para tan colosal meta.
Lo que ya está demostrado por los estudiosos de la antropología es que la evolución del mono no es sostenible, ni siquiera por el tiempo transcurrido desde nuestra aparición en la tierra. Darwin, quizás por los condicionantes de su época, tiró por buscar las similitudes que más convenían a los poderosos del momento (que siempre son los mismos) y de esa forma mantener ocultas las verdades. El desconocimiento que tenemos sobre nosotros mismos es total. No sabemos nada. Lógicamente nuestro rumbo no está bien trazado y recaemos una y otra vez en lo mismo.
Y los descendientes de aquellos annunakis pasaron a Egipto, a Grecia, a Roma y a Europa y a la moderna América. Todos los que hasta ahora nos han gobernado de una forma u otra, son descendientes de aquellos, incluida la santa iglesia. Los demás seguimos siendo sus esclavos. Porque la verdad sigue siendo oculta. Hoy, según parece y apuntan los hechos, terminamos el cuarto ciclo y la tierra ha de ser limpiada y purificada. Ya se ha hecho en otras eras. Nos toca a nosotros vivir y sufrir esta calamidad. La esperanza que me queda no es otra que los que sobrevivan aprendan a vivir de otra forma y no repitan los errores reincidentes en los que hemos estado inmersos siglos y siglos. Aunque me asalta la duda, porque los que siempre han sobrevivido suelen ser siempre los mismos: los que tienen el conocimiento y los medios económicos y técnicos para hacerlo. Y no suele coincidir con los limpios de espíritu.
De lo que no me cabe la menor duda es del engaño del que hemos sido objeto. Nunca se nos contó la verdad, ni nunca tuvimos ocasión de encontrarla. Hoy y, de sopetón, nos encontramos con la Internet y con los conocimientos, unos fundados y otros malintencionados, que cualquier ser humano puede compartir con los demás. Las ventanas están ahí para abrirse, aunque quizás sea tarde y nuestra civilización haya de ser reseteada una vez más. Sólo la codicia de unos pocos ha sido la meta de nuestra especie. Les hemos servido ciegamente, no tuvimos otra posibilidad. Ellos nos han conducido a la situación actual. Todo ha de reescribirse, todo ha de ser replanteado. Esto no funciona y no da más de sí. Hemos cubierto una etapa sin saberlo. Y no se trata de pesimismo, se trata de mi ansia por vivir en paz y en harmonía con todo lo que me rodea, con mi mundo, con mi paraíso. Otra forma de vida es posible, estoy seguro. Quizás, como lo anunciado en tantas y tantas profecías, sea el momento de rendir cuentas a nuestros creadores (que no Dios) y darnos cuenta de lo anormales que hemos sido, al fijarnos la codicia y los otros seis pecados capitales como metas.
Cabría, ¿por qué no? otra posibilidad: A los malos ya los vamos conociendo, ¿sería posible que también vengan los buenos y nos echen una mano?
La verdad y nuestro sentido en la vida del cosmos ¿Seremos capaces de conocerla alguna vez? Si la conociéramos ¿Tendríamos ocasión para ser mejores? ¿Romperíamos con nuestra dualidad del bien y del mal? O ¿Simplemente fuimos hechos para la esclavitud y el mal?
La esperanza podría ser esperada si el conocimiento nos iluminara a todos. ¿Traerá alguien tanta luz? Esperémoslo, pidámoslo.
En resumen, estén, a partir de septiembre, pendientes del cielo y, si pueden, búsquese la forma de sobrevivir, que la pintan parda.
Y mientras estamos ocupados con las cosas del dinero (tan importante en el orden cósmico) en el caso de las deudas mundiales y de la crisis provocada por el desmán de unos pocos, ocurren cosas más allá de nuestro cielo.
Los hechos ocurridos en tiempos pretéritos los vemos como cosas del pasado e incluso como cuentos o leyendas. Nunca les hemos prestado la menor atención. ¡Nos pillan tan lejos! Bastante tenemos con llegar a fin de mes y eso el que tenga trabajo. La Iglesia Católica Apostólica y Romana ha tenido mucho que ver en ello. Durante más de 1.700 años (se dice pronto) nos sumió en la mayor de las ignorancias, todo por obtener el máximo poder posible. A mayor desconocimiento, más fácil es controlar a las masas. Esta es la primera gran Corporación de este mundo. La Ciencia era y es tabú y blasfemaba y abjuraba quien pusiera en duda tanta enseñanza divina. Aunque esa enseñanza divina fuera, por ellos, manipulada y tergiversada hasta conseguir sus particulares axiomas. Es a esta iglesia a quien debemos nuestra ignorancia y a quien le podremos agradecer no estar preparados, ni técnica, ni espiritualmente para los hechos, más o menos inmediatos, que, al parecer, podríamos tener que hacer frente en breve. También a las sociedades secretas. Se cree que unas 7 familias (300 personas) son los que realmente gobiernan este mundo. Hoy, la política y las democracias son dependientes de sus influencias, que son todas y siempre en la oscuridad de lo secreto y de lo privado. Los Estados, reducidos a marionetas manejadas por el ilícito gobierno en la sombra.
Es importante que reparemos en las tablillas de arcilla de Sumeria. En ellas se nos cuenta una historia totalmente diferente de la que nos han ido contado todos estos siglos y que más bien, ésta, parece un tebeo y de los malos. Aquella, en estos tiempos que corren, tiene más verosimilitud, es más coherente con la historia que otros ya vivieron y que nosotros vivimos ahora. Da respuesta a muchos de los interrogantes que siempre nos hicimos. Nos cambia la realidad, o mejor, nos acerca más al sentido y origen de nuestra existencia. Nos ubica. Aunque en esta nueva ubicación se nos caiga todo el equipaje.
El caso es que hay más cosas a parte de nuestro mundo. No somos el centro de nada, ni nada (exceptuando a la Luna) gira a nuestro alrededor. Tampoco somos los únicos seres inteligentes y divinos o no tan divinos…de este cosmos infinito.
Hay algo, creen que cometa, que viene directo hacia el centro de nuestro sistema solar. Elenin, lo llaman. Según parece lo descubrieron en diciembre del pasado año. Y no viene con buenas intenciones. Su tamaño, su influencia en el resto de planetas y en el propio sol, podrían provocar en la tierra grandes cataclismos. Desde las tormentas solares (nada que ver con las de los últimos meses) que pueden incluso dejarnos sin nuestra fundamental electricidad, hasta los tsunamis, terremotos y erupciones volcánicas en todo el orbe. Según las mediciones orbitales realizadas por la Nasa, la fiesta puede empezar en septiembre y octubre de este año. Antes de lo previsto por el calendario Maya. En la Internet tienen amplia información.
Además, siempre según los astrónomos de todo el mundo, tras este Elenin viene una formación de a cuatro en dos filas que dicen son naves extraterrestres. Incluso los americanos han advertido a los rusos de que los extraterrestres ya están aquí (como si no hubieran estado siempre…) La verdad es que las órbitas y trayectorias los tienen desconcertados. Incluso hablan de que éstas se hayan dirigidas de forma artificial. No queda ahí la cosa, porque tras esta visita creen que viene el famoso Nibiru. Éste es el planeta que siempre les faltó a nuestros astrónomos. Y resulta que ya los sumerios lo conocían, además de los últimos planetas descubiertos en el pasado siglo XX. Este gigantesco planeta tiene una órbita que tarda 3.600 años en dar la vuelta al sol, nosotros, recuerde, sólo un año. En Sumeria fue donde aparecimos (el Edén) y, según dicen sus tablillas, producto de la ingeniería genética de los annunaki (“aquellos que vinieron del cielo a la tierra”) Necesitaban esclavos para la obtención del oro y los minerales que precisaban. “Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza” (Génesis 1-26:27) Los textos bíblicos (antiguo testamento) recogen parte del conocimiento de nuestros orígenes. “Existían entonces los gigantes en la tierra, y también después, cuando los hijos de Dios se unieron con las hijas de los hombres y les engendraron hijos. Estos son los héroes famosos muy de antiguo” (Génesis 6-4:5) Siempre me he preguntado el por qué todos los pueblos de la antigüedad construían esos templos tan enormes. ¿Qué sentido tenía? Los annunakis eran o son seres de más de tres metros de altura, esto podría ser una explicación. La arqueología ya ha encontrado a varios de ellos. Aquí se quedaron unos cientos, viviendo a nuestra costa; como no podía ser de otra forma. Nuestra existencia producto de sus ingenierías genéticas. Y nosotros pensando en Dios. ¡Qué largo me lo fías! Es como si nos hubiéramos saltado todos los escalones y del más inferior (donde nos encontramos) al superior (la luz) no hubiera muchos otros peldaños que superar. Demasiado simple para tan colosal meta.
Lo que ya está demostrado por los estudiosos de la antropología es que la evolución del mono no es sostenible, ni siquiera por el tiempo transcurrido desde nuestra aparición en la tierra. Darwin, quizás por los condicionantes de su época, tiró por buscar las similitudes que más convenían a los poderosos del momento (que siempre son los mismos) y de esa forma mantener ocultas las verdades. El desconocimiento que tenemos sobre nosotros mismos es total. No sabemos nada. Lógicamente nuestro rumbo no está bien trazado y recaemos una y otra vez en lo mismo.
Y los descendientes de aquellos annunakis pasaron a Egipto, a Grecia, a Roma y a Europa y a la moderna América. Todos los que hasta ahora nos han gobernado de una forma u otra, son descendientes de aquellos, incluida la santa iglesia. Los demás seguimos siendo sus esclavos. Porque la verdad sigue siendo oculta. Hoy, según parece y apuntan los hechos, terminamos el cuarto ciclo y la tierra ha de ser limpiada y purificada. Ya se ha hecho en otras eras. Nos toca a nosotros vivir y sufrir esta calamidad. La esperanza que me queda no es otra que los que sobrevivan aprendan a vivir de otra forma y no repitan los errores reincidentes en los que hemos estado inmersos siglos y siglos. Aunque me asalta la duda, porque los que siempre han sobrevivido suelen ser siempre los mismos: los que tienen el conocimiento y los medios económicos y técnicos para hacerlo. Y no suele coincidir con los limpios de espíritu.
De lo que no me cabe la menor duda es del engaño del que hemos sido objeto. Nunca se nos contó la verdad, ni nunca tuvimos ocasión de encontrarla. Hoy y, de sopetón, nos encontramos con la Internet y con los conocimientos, unos fundados y otros malintencionados, que cualquier ser humano puede compartir con los demás. Las ventanas están ahí para abrirse, aunque quizás sea tarde y nuestra civilización haya de ser reseteada una vez más. Sólo la codicia de unos pocos ha sido la meta de nuestra especie. Les hemos servido ciegamente, no tuvimos otra posibilidad. Ellos nos han conducido a la situación actual. Todo ha de reescribirse, todo ha de ser replanteado. Esto no funciona y no da más de sí. Hemos cubierto una etapa sin saberlo. Y no se trata de pesimismo, se trata de mi ansia por vivir en paz y en harmonía con todo lo que me rodea, con mi mundo, con mi paraíso. Otra forma de vida es posible, estoy seguro. Quizás, como lo anunciado en tantas y tantas profecías, sea el momento de rendir cuentas a nuestros creadores (que no Dios) y darnos cuenta de lo anormales que hemos sido, al fijarnos la codicia y los otros seis pecados capitales como metas.
Cabría, ¿por qué no? otra posibilidad: A los malos ya los vamos conociendo, ¿sería posible que también vengan los buenos y nos echen una mano?
La verdad y nuestro sentido en la vida del cosmos ¿Seremos capaces de conocerla alguna vez? Si la conociéramos ¿Tendríamos ocasión para ser mejores? ¿Romperíamos con nuestra dualidad del bien y del mal? O ¿Simplemente fuimos hechos para la esclavitud y el mal?
La esperanza podría ser esperada si el conocimiento nos iluminara a todos. ¿Traerá alguien tanta luz? Esperémoslo, pidámoslo.
En resumen, estén, a partir de septiembre, pendientes del cielo y, si pueden, búsquese la forma de sobrevivir, que la pintan parda.
Fuente: Vegamediapress.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario