EL CASO GUARDIAN EN VIDEO
En 1992 Bob Oechsler, ex ”Mission Specialist” de la NASA, recibe en un sobre sellado anónimo una videocinta y varios documentos, aparentemente atribuibles al Departamento de Defensa Nacional Canadiense. El Vídeo estaba filmado por un tal “Guardian”, he aquí las imágenes originales.
Es lícito preguntarnos qué habría sentido una civilización altamente tecnologizada al contemplar como otra recién acababa de romper el cascaron que envolvía su planeta.
Un mes después de que el primer hombre orbitara en el espacio, para ser más precisos el 18 de mayo de 1961, un extraño y brillante satélite fue avistado por una estación de rastreo en Florida, era solo un simple anuncio de lo que vendría…
20 de Febrero de 1962, John Gleen, a bordo de la Mercury VI avistó numerosos cuerpos luminosos que a la distancia parecían “luciérnagas” y se tornaban visibles al ir saliendo del cono de sombra proyectado por la Tierra.
El 24 de mayo del mismo año Scott Carpenter, en vuelo de la Mercury VII, fotografió un fenómeno parecido, obteniendo en una de las tomas la nítida imagen de un típico “platillo”.
10 de mayo de 1962, el avión x-15 piloteado por Joseph A. Walker había logrado la gran altura de 83.900 metros, cuando el ingenio se acercaba a los 80.000 metros las cámaras de filmación que llevaba detectaron, en palabras de Joseph “formas cilíndricas o discoidales, pero es imposible calcular su tamaño…se encuentran a demasiada distancia para ser descritos con presición”. Dos meses después, el 17 de julio, el X-15 cambiaba de timón, y Bob White batía el récord de altura (94.947 m.), sus cámaras revelaron la presencia de un misterioso objeto en el espacio, al que la NASA, luego de minuciosos estudios, concluyó por considerar inexplicable.
Un mes después de que el primer hombre orbitara en el espacio, para ser más precisos el 18 de mayo de 1961, un extraño y brillante satélite fue avistado por una estación de rastreo en Florida, era solo un simple anuncio de lo que vendría…
20 de Febrero de 1962, John Gleen, a bordo de la Mercury VI avistó numerosos cuerpos luminosos que a la distancia parecían “luciérnagas” y se tornaban visibles al ir saliendo del cono de sombra proyectado por la Tierra.
El 24 de mayo del mismo año Scott Carpenter, en vuelo de la Mercury VII, fotografió un fenómeno parecido, obteniendo en una de las tomas la nítida imagen de un típico “platillo”.
10 de mayo de 1962, el avión x-15 piloteado por Joseph A. Walker había logrado la gran altura de 83.900 metros, cuando el ingenio se acercaba a los 80.000 metros las cámaras de filmación que llevaba detectaron, en palabras de Joseph “formas cilíndricas o discoidales, pero es imposible calcular su tamaño…se encuentran a demasiada distancia para ser descritos con presición”. Dos meses después, el 17 de julio, el X-15 cambiaba de timón, y Bob White batía el récord de altura (94.947 m.), sus cámaras revelaron la presencia de un misterioso objeto en el espacio, al que la NASA, luego de minuciosos estudios, concluyó por considerar inexplicable.
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El propio uso de la lógica sería un argumento factible para ratificar la presencia de objetos voladores no identificados en el espacio exterior. Si visitan los campos y ciudades, si surcan los mares, si sus posibilidades técnicas avergüenzan a los aviones, por qué no hacerse visibles en el silencio ensordecedor del espacio? Ahora bien, sin desmerecer al argumento afortunadamente ocupa un lugar secundario; fotografías, filmaciones, grabaciones, desperfectos técnicos y radares terrestres parecen suficiente evidencia para dar crédito a los asombrados ojos de los astronautas.
Fuente: NUEVA FRONTERA
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